
Los experimentos en sociología han sido fundamentales para entender el comportamiento humano y cómo las estructuras sociales, normas y roles influyen en las acciones de las personas. Aunque los experimentos sociológicos no son tan comunes como en disciplinas como la psicología, algunos de los estudios experimentales en esta área han ofrecido insights profundos sobre temas como la obediencia, el poder de la autoridad, el comportamiento grupal y el prejuicio social. A continuación, se describen algunos de los experimentos más destacados en sociología y campos relacionados.
1. El Experimento de Conformidad de Asch (1951)
- Objetivo: Estudiar hasta qué punto las personas ceden a la presión de un grupo para conformarse, incluso si saben que el grupo está equivocado.
- Descripción: El investigador Solomon Asch reunió a un grupo de personas y les mostró una serie de líneas, preguntándoles cuál era la más larga. A los sujetos se les hacía creer que todos eran participantes, pero en realidad, los otros «participantes» eran actores que daban respuestas incorrectas intencionalmente.
- Resultados: Un alto porcentaje de los sujetos reales se conformaron con las respuestas incorrectas del grupo, incluso si sabían que eran incorrectas.
- Conclusión: Las personas tienden a conformarse con la mayoría, demostrando el poder de la presión social en la toma de decisiones.
2. El Experimento de la Cárcel de Stanford (1971)
- Objetivo: Investigar cómo los individuos reaccionan ante roles de autoridad y sumisión en un contexto de confinamiento.
- Descripción: Dirigido por Philip Zimbardo en la Universidad de Stanford, se seleccionaron voluntarios para asumir los roles de «guardias» y «prisioneros» en un entorno simulado de cárcel en el sótano de la universidad. Los guardias recibieron instrucciones mínimas, y se les dio libertad para ejercer su autoridad sobre los prisioneros.
- Resultados: Los guardias rápidamente adoptaron conductas autoritarias y abusivas, mientras que los prisioneros mostraron signos de sumisión y estrés extremo. El experimento, planeado para durar dos semanas, fue suspendido a los seis días debido a su intensidad.
- Conclusión: Los roles de autoridad y subordinación pueden transformar drásticamente el comportamiento de las personas, demostrando el impacto de las estructuras sociales y los contextos sobre el comportamiento humano.
3. El Experimento de Milgram sobre la Obediencia a la Autoridad (1963)
- Objetivo: Explorar el grado de obediencia de los individuos ante figuras de autoridad, incluso cuando las instrucciones van en contra de sus principios morales.
- Descripción: Stanley Milgram reclutó personas para un experimento en el que se les pedía administrar «descargas eléctricas» (falsas) a otro individuo cada vez que este fallara en una tarea. Los participantes no sabían que las descargas eran falsas y que la «víctima» era un actor.
- Resultados: La mayoría de los participantes continuaron administrando descargas hasta niveles peligrosos cuando la autoridad (el experimentador) se los ordenaba, aunque parecían estar incómodos y angustiados.
- Conclusión: Las personas tienden a obedecer a la autoridad, incluso si eso implica realizar acciones contrarias a sus valores, lo que muestra cómo las jerarquías sociales pueden influir en la conducta moral.
4. El Experimento de los Ojos Azules y Ojos Marrones (1968)
- Objetivo: Comprender el impacto del racismo y los prejuicios en el comportamiento y autoestima de las personas.
- Descripción: Jane Elliott, una profesora de primaria, dividió a sus estudiantes en función del color de sus ojos, tratando a los niños de ojos azules como superiores a los de ojos marrones. A los niños de ojos marrones se les asignaron roles inferiores, y ambos grupos experimentaron roles opuestos al día siguiente.
- Resultados: Los niños asumieron rápidamente los roles asignados, con los niños «superiores» mostrando comportamientos autoritarios y desprecio, mientras que los niños «inferiores» mostraban signos de baja autoestima y sumisión.
- Conclusión: La discriminación y el racismo son comportamientos aprendidos y pueden tener efectos profundos y rápidos en el comportamiento de las personas y su autoestima.
5. El Experimento de la Tercera Ola (1967)
- Objetivo: Mostrar cómo los movimientos totalitarios pueden ganar poder y cómo las personas pueden adoptar el conformismo y la obediencia en un contexto autoritario.
- Descripción: Ron Jones, profesor de historia, introdujo un experimento en su clase, estableciendo un régimen disciplinario llamado «La Tercera Ola». Con reglas de obediencia, lealtad y exclusión de los «no miembros», logró crear un ambiente autoritario que controlaba a sus estudiantes.
- Resultados: Los estudiantes comenzaron a internalizar y a actuar según las normas autoritarias, mostrando actitudes de discriminación hacia aquellos fuera del grupo y mostrando una obediencia ciega al «líder».
- Conclusión: La estructura autoritaria puede desencadenar conformidad, obediencia y discriminación en un grupo, demostrando cómo surge el totalitarismo y cómo el poder puede moldear comportamientos colectivos.
6. El Estudio del «Broken Windows» (1982)
- Objetivo: Investigar cómo la desorganización y el deterioro urbano afectan la conducta delictiva y la percepción de seguridad en las personas.
- Descripción: James Q. Wilson y George L. Kelling desarrollaron la teoría de «las ventanas rotas», observando que en los barrios donde había señales de desorden, como edificios deteriorados y basura acumulada, la criminalidad tendía a aumentar. El experimento en sí incluyó la observación de comportamientos en diferentes contextos urbanos y rurales.
- Resultados: Las áreas con un entorno deteriorado tenían mayor probabilidad de experimentar vandalismo y delitos menores.
- Conclusión: La apariencia física de un entorno influye en el comportamiento de las personas. Los espacios descuidados transmiten una sensación de abandono y permiten la ocurrencia de actos antisociales.
7. El Estudio de Robbers Cave (1954)
- Objetivo: Explorar cómo se generan y se pueden reducir los conflictos intergrupales.
- Descripción: Muzafer Sherif llevó a cabo un experimento con niños en un campamento de verano. Los dividió en dos grupos y fomentó la competencia entre ellos, lo que rápidamente generó hostilidad. Luego, introdujo tareas que requerían cooperación para que los grupos pudieran alcanzar objetivos comunes.
- Resultados: Al principio, los grupos mostraron actitudes de rivalidad y hostilidad. Sin embargo, cuando se les asignaron tareas de cooperación, la hostilidad disminuyó y se formaron lazos entre los grupos.
- Conclusión: La competencia puede generar hostilidad intergrupal, pero los objetivos comunes pueden reducir los prejuicios y fomentar la colaboración.
Estos experimentos han sido cruciales en el desarrollo de la sociología, ya que han arrojado luz sobre cómo el contexto social, la autoridad, el prejuicio y la estructura de los grupos pueden influir en el comportamiento humano. A pesar de las críticas éticas que algunos de ellos han recibido, su impacto ha sido profundo, ofreciendo enseñanzas valiosas sobre cómo las estructuras y normas sociales moldean nuestras acciones y creencias.
De todos estos experimentos hay uno que es de especial interés ya que el contexto es un campamento y los sujetos experimentales son jóvenes.
The Robber’s Cave Experiment
(en español, el Experimento de la cueva de los ladrones) es el título de un famoso estudio de psicología social realizado en el año 1954 por Muzafer Sherif y Carolyn Sherif donde se estudia el origen del prejuicio en los grupos sociales. Esta investigación se produjo en un amplio espacio propiedad de los boy scouts que se hallaba completamente rodeado por el Parque Estatal Cueva de los Ladrones (Robber’s Cave State Park) en el estado de Oklahoma, Estados Unidos.
Un campamento básicamento
Descripción del experimento :
Durante el estudio, Sherif fue presentado como guarda del campo. El equipo del estudio observó a un grupo de 22 adolescentes varones de 11 años de edad con similar experiencia de vida. Fueron trasladados al lugar por autobuses en dos grupos de once personas. Ninguno de los grupos sabía de la existencia del otro. Los muchachos fueron asignados en dos áreas bastante lejanas entre sí, de manera que durante los primeros días la presencia de los ‘otros’ fue ignorada.
Los investigadores habían cortado, hasta donde pudieron, vínculos de amistad preexistentes en el interior de cada grupo, de modo que la identificación de cada muchacho con su nuevo grupo pudiera suceder más rápidamente. Consultados por el nombre que darían a su grupo, unos escogieron «The Rattlers» y los otros «The Eagles». Después de entre dos y tres días, los dos grupos desarrollaron espontáneamente jerarquías sociales internas.
El experimento se dividió en tres fases:
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Formación de grupos, descrito más arriba.
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Fricciones, que incluyó los primeros contactos entre los grupos, competencias deportivas, etcétera.
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Integración (disminución de fricciones).
Ninguno de los muchachos se conocía antes del experimento, pero muy pronto se observó hostilidad entre los grupos.
Las actividades de la segunda fase se ejecutaron según lo planeado pero la comprobación de su éxito fue temprano.
La hostilidad entre los grupos se incrementó al punto en que el equipo del estudio concluyó las actividades de producción de fricción debido a su inseguridad. La segunda fase concluyó y se inició la tercera.
Para disminuir la fricción y promover la unidad entre The Rattlers y The Eagles, Sherif ideó e introdujo tareas que requerían de la cooperación entre ambos grupos. Estas tareas se refieren en el estudio como «objetivos super-ordinados». Una meta super-ordinada es un deseo, un desafío, un problema o un peligro que necesitan resolver ambas partes en un conflicto social, y que no puede resolver ninguno de los dos grupos por sí solo. Los retos propuestos por los Sherif incluían un problema de escasez de agua, un camión de campo atascado que necesita mucha fuerza para ser devuelto al campo y hallar una película para proyectarla. Estas y otras colaboraciones necesarias causaron que disminuyese el comportamiento hostil. Los grupos se entrelazaron hasta el punto que al final del experimento los muchachos insistieron en volver a casa todos en el mismo autobús.Implicaciones
Este estudio muestra la facilidad con la que puede conformarse hostilidad entre grupos y en el interior de los mismos y es uno de los más citados en la historia de la psicología social.
Los resultados experimentales de Muzafer Sherif, en parte atemorizantes y en parte esperanzadores, muestran cómo los seres humanos son susceptibles al comportamiento hostil del grupo (hostile troop behavior, en inglés), lo cual ha sido observado en chimpancés y en otros primates, y además cómo las relaciones intragrupales se constituyen con suma facilidad.
Por el contrario, la fase tres evidencia la capacidad humana de conceptuar y de discutir metas super-ordenadas, de suspender hostilidades y de trabajar en equipo para alcanzar esas metas.
Fuera del contexto artificial de los experimentos se ha hallado evidencia de este principio, por ejemplo en los procedimientos de la Comisión para la verdad y la reconciliación de Sudáfrica que siguieron al final del apartheid en ese país.
La influencia de las metas super-ordenadas para reducir la fricción y promover la integración entre personas también se observa cuando luego de desastres, terremotos y tsunamis, incluso de catástrofes artificiales, las personas ponen en práctica su solidaridad y contribuyen organizadamente a solucionar o mitigar los problemas generados.
Cuando una meta super-ordenada se organiza alrededor de un ataque inminente, el fenómeno se conoce como efecto del enemigo común (common enemy effect, en inglés), el cual es visto comúnmente en historias ficticias como la película Independence Day, donde todas las hostilidades y agravios entre naciones enemigas son dejadas de lado cuando una fuerza superior alienígena invade la Tierra. Otro ejemplo de este fenómeno puede observarse en los cómics de Watchmen, de Alan Moore, y en la película homónima realizada sobre ellos; y sobre todo en Pacific Rim, donde la amenaza de invasores de tamaño descomunal hace que la humanidad al completo olvide toda una historia de combates y guerras y se una para crear robots gigantes, pilotarlos y destruir al invasor, llevando al mundo a una era de prosperidad.
El «efecto del enemigo común» también tiene una larga historia como herramienta para motivar a que las personas apoyen una causa política.
Un líder puede «producir» un enemigo común, una amenaza para todos, con la finalidad de llevar temas a la agenda pública y movilizar a los ciudadanos bajo una causa común. Esta herramienta política de bajo costo puede contribuir considerablemente a fortalecer y ampliar la base política de un líder. Es a menudo el primer paso para alcanzar un gran objetivo estratégico. El uso de los judíos por Adolf Hitler (que partía del antisemitismo preexistente de Europa) es el ejemplo más evidente. En la historia reciente, los medios de comunicación (radio, televisión) difunden la voz de un líder tan ampliamente y con tal repetición que la mayor parte de los ciudadanos se convence de que la eventual amenaza o enemigo son verdaderos, como ocurrió con el genocidio de Ruanda.
También hay que destacar que el «descubrimiento» de enemigos comunes puede ayudar a la organización de la ciudadanía contra estos enemigos comunes. Ejemplos recientes de este fenómeno pueden ser la lucha contra el cambio climático o la élite mundial, que puede unir y une a la ciudadanía a una escala global.
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